Una vez que salimos del aula de español, llega el tiempo de la reflexión sobre la lengua y sobre su enseñanza. Es el momento de crear y compartir nuestras ideas y debatir con… ¡felicidad! Al fin y al cabo, se aprende mucho más si se contrastan opiniones, puntos de vista, experiencias. ¡Démosle vida al español!

Una de las cuestiones más marginales del español en los niveles iniciales está relacionada con la acentuación. Si hemos tenido alguna vez estudiantes que todavía no han logrado alcanzar el nivel de “autonomía” lingüística (antes del B2-C1), nos habremos dado cuenta de que la acentuación es uno de los grandes problemas de las destrezas escritas de los aprendices. Sin embargo, su solución en la clase de ELE parece más bien relacionada con su asimilación inductiva, sin que esta sea tratada de manera directa por parte del profesor. De esta manera, muchos alumnos llegan a los niveles B1 y B2 sin conocer exactamente una regla para la justa acentuación, confiando simplemente en cómo han memorizado las palabras usadas en un relato escrito. El problema surge cuando los estudiantes se enfrentan a nuevas palabras.

 

Este aspecto pude verlo en primera persona en los exámenes de “Lengua española 1” (aproximadamente de nivel B1) de la Universidad de Cagliari (Italia). La primera (terrible) prueba para los estudiantes consistía en transcribir un dictado en lengua española: la mayoría de los candidatos suspendían ya en esta primera tarea, porque cometían muchos errores de acentuación con las palabras que, evidentemente, desconocían. La cuestión es: ¿hay una manera “simple” para memorizar la regla básica? La otra cuestión es: ¿es realmente un problema lingüístico, puesto que muchas veces estos errores no impiden la comunicación?

 

Empecemos por este segundo argumento, antes de pasar a mi propuesta didáctica. Si es verdad que los errores relacionados con la acentuación, la mayoría de las veces, no impiden la comunicación, no podemos evitar una reacción de “distanciamiento” frente a un relato de un aprendiz de nivel medio cuyo escrito carece de acentos. Pongamos un ejemplo:

 

*El sabado fui al rio y, cuando me acerque, me parecio que el viento producia una musica suave.

 

Si es verdad que el aprendiz, muy probablemente, adivinará los verbos en pretérito perfecto simple, ya que los habrá memorizado con su correspondiente acento, podría cometer errores con los sustantivos sábado, río y música, a pesar de ser de un nivel básico. Lo más oportuno sería que los estudiantes lleguen a producir un relato conociendo perfectamente dónde posicionar el acento basándose simplemente en “cómo suenan” esas nuevas palabras. De este modo, el estudiante no tendrá que memorizar obligatoriamente las palabras en cuanto “bloques” con su relativo acento, sino que será capaz en cualquier caso de posicionar esa tilde sin cometer errores.

 

Aquí llegamos entonces a mi propuesta para los niveles bajos, una técnica de memorización muy bonita que siempre ha tenido éxito en mis clases. En la pizarra escribiríamos la palabra “España”. Preguntaremos a los estudiantes: ¿qué es España? Entre las respuestas, seguramente surgirán las palabras país y nación. Ese será nuestro punto de partida: estas dos palabras se acentúan en cuanto son agudas, es decir que su acento se posiciona en la última sílaba. Encima de las dos palabras marcaremos los signos típicos para trabajar la acentuación:

 

_ _ /                            _ _ /

país                            nación

 

Aquí explicaremos que todas las palabras que suenan de la misma manera (palabras agudas), se acentúan siempre que estas terminen en –n o –s. Solo hará falta pensar en España. Junto a estos dos ejemplo, añadiríamos una palabra aguda que termina en vocal, para completar la regla. Después, pasaríamos a las palabras llanas, cuya regla será más simple. Hay que pensar en la regla de –s, –n o vocal y darle la vuelta: esta vez, si las palabras suenan _ / _, la tilde se pondrá solo si las palabras NO terminan en –s, -n o vocal. Ejemplos: árbol vs antes / imagen / beso. Una vez llegados a las palabras esdrújulas, la regla será aún más simple: TODAS las palabras que suenan / _ _ se acentúan. ¿Y si el acento se atrasa más? Pues seguiremos poniendo acento J.

 

Una vez practicadas estas reglas, iríamos añadiendo otras, poco a poco, pero esta vez a partir de los comentarios de los estudiantes. La idea es concienciar los estudiantes de que hay más reglas y que sean ellos que las detecten.

 

¿Qué os parece la idea? ¿Opináis que se trata de un argumento tan importante? ¿Qué ejercicios harías para practicar y memorizar las reglas?

 

Espero vuestros comentarios 🙂