Cultura y gastronomia, siempre unidas y siempre… ¡buenas para el alma y el paladar!

Más allá de almas condenadas a vagar por el Purgatorio, la Santa Compaña y el Día de Todos los Santos, vienen acompañados de un delicioso repertorio de dulces tradicionales, que superan con creces el empacho glucémico de cualquier Halloween que se precie.

Las propuestas gastronómicas para estas fechas varían enormemente de una región a otra; a los más conocidos como los buñuelos de viento, los panellets o los huesos de santo, se unen los empanadones de calabaza, los buñuelos de cidra, la crema de boniato, las gachas dulces, los pestiños, el dulce de membrillo y un largo etcétera, así como las variaciones locales de cada uno de ellos. Las creencias, leyendas y supersticiones que cada localidad vincula a estas fechas son igualmente numerosas.

Os invito a este curioso recorrido repostero por la geografía española.

 Buñuelos de viento.  Estas bolitas de masa frita de harina, manteca y huevos, rellenas de crema, nata o chocolate, son el dulce más extendido en estas fechas, sobre todo por el sur y centro de España; andaluces y castellanos los consumen en abundancia. Aunque su origen no está del todo claro (posiblemente árabe o sefardí), en nuestro país las primeras recetas datan del siglo XVI.

Cuenta la tradición que cuando te comes un buñuelo, sacas un alma del Purgatorio. La etimología de la palabra en este caso también es curiosa, porque ánima o alma, proviene del griego anemos, que a su vez significa viento.

Panellets. Por el nordeste del país (Cataluña y Aragón), levante y Baleares, triunfan estos pastelitos de azúcar, almendra cruda, huevo y ralladura de limón, que suelen ir recubiertos de piñones, chocolate, coco, etc. Datan del siglo XVIII y su procedencia también es incierta (probablemente, árabe). En Cataluña se celebra la llamada castanyada, la noche del 31 de octubre, en la que principalmente se consumen panellets y castañas y boniatos asados.

Durante la Edad Media, la víspera del día de Todos los Santos (vigilia del Día de Difuntos o de Todos los Santos), las familias se reunían alrededor del fuego y rezaban durante toda la noche; para no desfallecer, necesitaban ingerir alimentos de alto contenido energético y recurrían a los panellets, por el contenido calórico y a las castañas y boniatos, por la abundancia de los mismos.

 Huesos de santo. Estos pequeños cilindros de mazapán (pasta de almendra), rellenos originalmente de dulce de yema, morbosamente deliciosos, eran muy frecuentes en toda Castilla y León y Madrid, aunque actualmente se encuentren en casi cualquier punto de la geografía española.

Gachas de difuntos.  En la comarca del Bajo Segura y en algunas zonas de Andalucía, como Jaén, todavía sobreviven estas gachas, elaboradas con harina anisada y endulzadas con arrope y calabazate (mezcla de higos, membrillos, melón y boniatos, de dulzor característico).

Existe la creencia de que las ánimas del Purgatorio (almas en pena) suelen bajar a la Tierra en la Noche de Difuntos, por lo que solían taparse las cerraduras de las puertas con gachas para evitar la entrada de espíritus a las casas.

Puches. En Castilla la Mancha, se preparan estas gachas dulces con harina tostada, azúcar, leche y canela, a las que suelen añadirse picatostes.

A estas gachas se las conoce también como “comida de ánimas” porque solían dejarse preparadas la noche de difuntos, para que en su visita a las casas, pudieran quedar saciados.

Con un despliegue tan apetecible, estamos me temo, condenados cual ánimas del Purgatorio (aunque solo sea al caer en la tentación).

Glosario

Noche de ánimas, noche de difuntos o víspera del día de difuntos: es la noche del 31 de octubre.

Día de difuntos o día de Todos los Santos: según la cultura popular, hace honor a todos los difuntos que han superado el Purgatorio. Es una celebración religiosa cristiana, que en la Iglesia católica coincide con el 1 de noviembre.

Santa Compaña: según la cultura popular, es la procesión fantasmal de las almas en pena (ánimas), condenadas a vagar por el Purgatorio.

Purgatorio: según la religión católica es un estado de purificación no eterno, por el cual tienen que pasar las almas que no están preparadas para entrar al Cielo.

Mónica Boada Marcos. Promoción y márketing en Spanish Courses Unamuno.
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