Tradiciones navideñas españolas (segunda parte)

Si habéis llegado hasta aquí, eso significa que no habéis muerto de un empacho o indigestión durante los últimos diez días… ni de un susto o inocentada el día de los inocentes. El 28 de diciembre es el día de dar rienda suelta a la imaginación para idear la mejor (el equivalente al 1 de abril en muchos países). Este día tiene su origen en la Iglesia Católica. Según el evangelio de San Mateo, el rey Herodes mandó matar a los niños menores de dos años nacidos en Belén con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.

Pasito a pasito, llegamos al 31 de diciembre. Este día, cada vez goza de más popularidad la carrera de San Silvestre (o “sansil” en la intimidad). Como toda tadición navideña, la población española está dividida entre la que se la toma más en serio (runners y otros especímenes similares) y los que añaden un disfraz y unas cañas y aprovechan para convertirla en una improvisada fiesta…. ¿qué podemos esperarnos, teniendo en cuenta que esta carrera popular se importó una tarde de cañas por el barrio madrileño de Vallecas, en 1964?

Tras la carrera (o carreras, si eres un verdadero runner), toca juntarse con familia/amistades para comer por todos los años anteriores. Después, llegan las uvas, una tradición que se remonta a 1909, cuando los productores de uvas de Alicante pensaron en esta solución para dar salida a un excedente en la producción de ese año. El ritual es sencillo: hay que elegir una cadena de televisión (están de moda TVE con Anne, Ramón y su capa o la cadena en la que Pedroche dé lugar a una avalancha de comentarios por la poca o mucha tela de su vestido). Después, cada persona prepara sus uvas: peladas, sin “pipos”, lacasitos, cacahuetes, pequeñas o grandes… la idea es tener doce cosas pequeñas y redonditas que llevarse a la boca al ritmo de las doce campanadas del reloj de la madrileña Puerta del Sol. Si quieres hacerlo más complicado, puedes cumplir una o más de las siguientes supersticiones llevar ropa interior roja, poner oro en tu copa, pedir doce deseos. Después de besos, brindis, llamadas de teléfono (y el consiguiente colapso de las compañías telefónicas y programas de mensajería), hay dos opciones: quedarte en casa viendo la gala de Nochevieja de cualquier televisión (si zapeas, podrás ver a los mismos cantantes cuatro o cinco veces, con pocas diferencias de canciones, peinados o vestuario) o salir de bares o de “cotillón” hasta el amanecer. En España no hace falta mucha justificación para comer chocolate con churros, sobre todo en invierno. Sin embargo, la mañana de Año Nuevo esto es casi una obligación, tras la noche de fiesta. Hay quien tiene obligaciones familiares también este día, en forma de comida familiar. Los hay con más suerte, que pueden dormir hasta el infinito.

El último día importante de estas celebraciones es el día de Reyes. Cada año, los niños españoles escriben una carta a los Reyes Magos contándoles lo bien que se han portado y pidiéndoles diversos regalos. El 5 de enero por la tarde, se celebra la cabalgata de Reyes. Consiste en un desfile de diferentes carrozas en las que los Reyes Magos y sus pajes pasean por una ciudad para regalar caramelos y saludar a todos aquellos niños y adultos que han ido a verlos pasar. Al terminar la cabalgata, los niños y niñas, dejan sus zapatos en algún lugar visible, o junto al árbol de Navidad y preparan algo de comer y beber para dejárselo a los Reyes y a sus camellos (un poco de turrón, agua…). Después, se acuestan pronto. Al despertarse el día 6, correrán a buscar sus regalos… aunque si se han portado mal encontrarán carbón en su lugar.

Es típico de esta celebración el Roscón de Reyes: un dulce con forma de gran rosquilla relleno de nata, trufa, cabello de ángel o cualquier tipo de crema. Tiene una particularidad y es que, en su interior, escondida, hay una sorpresa (una pequeña figurita) y quien la encuentre tendrá que pagar el roscón. En algunas zonas de España se mantiene la tradición de esconder dos elementos: la figurita y el haba. Según la tradición quien encuentra la figurita debe ser coronado rey y quien encuentra el haba deberá pagar el roscón.

Y, por fin… las celebraciones se han terminado. Ahora llega la cuesta de enero y los propósitos de Año Nuevo.

Desde Spanish Courses Unamuno os deseamos un próspero 2018, lleno de buenos momentos y felicidad.

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