Cuento de Navidad- Cultura navideña en España

¿Quieres saber cómo vivimos en España la Navidad?

Lee la historia de Maria, una niña de 4 años que tiene toda la ilusión puesta en una tradición y una fiesta tan nuestra como nuestro idioma. Así vivimos estas fiestas en España.

Cuento de Navidad para niveles – B1/B2

Maria esperaba impaciente la llegada de su época preferida del año: La Navidad. Le gustaban las costumbres de Madrid, los rastrillos navideños, las luces en las calles, el olor a castañas asadas y sobre todo, la idea de pasar unos días solo para ella y sus padres y hermanos; sin prisas para llegar al colegio, sin enfados de su padre, sin nervios de su madre. Ya pronto prepararían el árbol de Navidad. Su madre le había contado que cuando ella era pequeña, en España era más frecuente poner en casa un Belén pero que en los últimos años, en casi todas las casas españolas se anunciaba la llegada de las fiestas navideñas con el montaje de un árbol lleno de adornos de colores, luces blancas o amarillas, espumillón, galletas, estrellas etc. A Maria le gustaba montar el árbol con su madre; se convertía en una fiesta; ella elegía las bolas y su madre las iba colocando en el árbol; de vez en cuando, cantaba y bailaba con Maria, alrededor del motivo navideño.
Cuando Maria tenía 4 años, su mamá le había contado que una vez que se terminaran las vacaciones de Navidad, vendrían a casa unos señores a los que llamaban “Los Reyes Magos de Oriente”. Maria no sabía muy bien su historia pero había oído a su padre contar que cada uno de ellos llevaba un regalo para el Niño Jesús. ¿Incienso, Oro y Mirra?,¿Era eso?, ¿O era chocolate? Maria esperaba que fuera chocolate porque no sabía que eran esas cosas a las que se refería su padre.

El colegio se acababa y empezaba la Navidad: Maria se levantaba escuchando a unos niños muy guapos y muy bien vestidos que cantaban lo que su mamá llamaba «Premios». Estaba toda la mañana jugando y escuchando la televisión, que su madre, ¡miraba con mucha atención! Maria le oía decir: ¡Nos va a tocar la Lotería de Navidad!

El día de Nochebuena le gustaba especialmente porque venían también sus abuelos a cenar y además, como ya era muy mayor, podía ayudar a su madre a preparar la mesa con velas, platos bonitos, servilletas en forma de estrella y más cosas divertidas. Cenaban muchas cosas: Jamón, unos bichos feos que mamá llamaba “langostinos” y una carne grande que a ella le costaba un poquito masticar, pero que estaba muy rica. Al final de la cena, su madre ofrecía dulces como mazapán, polvorones y bombones de todo tipo… ¡Chocolate!… pero, ¿los Reyes Magos venían ya?

El día de Navidad también era muy bonito porque Maria comía con todos sus primos y tíos y era muy divertido porque en la mesa estaban solo los niños y podían tirar todo sin que sus padres se fijaran siquiera. Maria sabía que la comida de sus padres estaba muy rica porque su padre no paraba de decir: ¡Esta sopa habría que presentarla a algún concurso de cocina! Y a los concursos solo llegaban los mejores cocineros… ¿quién habría preparado la sopa?, ¿su mamá? Era una artista…

¡El día de Nochevieja sí que era divertido! Le encantaba competir con sus hermanos a ver quién terminaba las 12 uvas el primero… siempre ganaba ella y se ponía muy contenta. Luego todos sus hermanos y sus padres se daban un gran abrazo y papá y mamá decían: ¡Feliz año, chicos! Y brindaban con sus copas para desearnos que estuviéramos muchos años todos juntos. Maria también quería eso y brindaba con su vaso de zumo para que así fuera.

Cuando llegaba el año nuevo, mamá le decía que pronto llegarían los Reyes Magos y que tenía que elegir sus regalos. Al principio, Maria no sabía qué pedirles a esos señores porque lo que más quería del mundo ya lo tenía y eran las navidades, el tiempo con su familia y los bailes con su mamá… pero tal vez un juguete no estaría mal, así que escribió la carta a los Reyes Magos y la echó en un buzón sin que su madre la viera. Quería darle una sorpresa porque se le había ocurrido pedir un regalo estupendo que seguro que a nadie más se le habría antojado.

El día de Reyes, su padre iba a comprar un pastel redondo lleno de nata y de frutas que mamá llamaba “Roscón de Reyes”. Dentro tenía un regalo oculto. Mamá le contó a Maria que en otros países en los que también se hablaba español, esta tradición se celebraba igualmente, pero su significado era algo distinto. Quien encontraba el regalo tenía que invitar al resto a algo o hacerles algún regalo porque al encontrarlo, se había convertido en la persona más afortunada del año.

¿Me traerán el regalo que pedí? Yo creo que es un poco difícil…, se decía María cuando tenía 4 años.
Lo que Maria no sabía es que los Reyes son Magos por algo… y todo lo consiguen. Encima de la mesa, llena de caramelos y con los platos vacíos de galletas que por la noche habían comido los Reyes Magos, estaba… su cohete espacial para el año nuevo.

¡Cómo le gustaba la Navidad a Maria!