¡Hola! Mi nombre es Javier Fraile Viñuela y soy de León, aunque estoy viviendo en Inglaterra desde el pasado octubre ya que conseguí una plaza como lector, concedida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Estoy trabajando es una “Grammar School”, un instituto público selectivo, al que acceden los estudiantes que pasan una reválida al finalizar la educación primaria. Además, en este caso, es un instituto sólo para chicas.

El instituto en cuestión, Doctor Challoner’s High School, se puso en contacto conmigo el pasado junio para ofrecerme la plaza y la posibilidad de participar en la excursión a Salamanca que estaba prevista para diciembre. Mi respuesta en ambos casos fue afirmativa, ya que me hacía mucha ilusión visitar España desde un punto de vista totalmente diferente. Había muchos detalles que aún desconocía, como, por ejemplo, la existencia de Spanish Courses Unamuno, pero todavía quedaban muchos meses para la excursión y antes tenía que preparar mi propio viaje a Inglaterra y ponerme manos a la obra con el trabajo de lector.

Llegado el momento de la excursión, yo todavía estaba adaptándome al estilo de vida británico y a mi nuevo trabajo. Por suerte, como me habían dicho, todo estaba más que controlado. Salimos el domingo 1 de diciembre y volvimos el día 6. La excursión se compuso de 39 alumnas, de 15 y 16 años, y 4 profesores, incluyéndome a mí. Desde el primer momento que pisamos España y vimos al conductor del autobús que estaba esperando por nosotros en Barajas para llevarnos a Salamanca, pudimos comprobar que se adaptaban completamente a nuestras necesidades, y que se mostraban flexibles a nuestras peticiones.

Llegamos al Paseo Rector Esperabé, en Salamanca, sobre las 18.30, donde nos estaban esperando un par de profesores del colegio Unamuno y las familias que nos acogían, ya que en vez alojarnos todos juntos en un hotel, las alumnas fueron distribuidas de dos en dos en diferentes familias que tienen un convenio con Unamuno. Como teníamos un número impar de alumnas, una de las familias se hizo cargo de tres de las chicas, a fin de que ninguna de las chicas estuviese sola en ningún momento.  Los cuatro profesores fuimos todos a una casa, donde fuimos muy bien atendidos durante toda nuestra estancia, y me consta que las chicas también.

El primer día no hubo tiempo para mucho más, así que acordamos encontrarnos todos a la mañana siguiente bajo el reloj de la Plaza Mayor, que a partir de ese momento se convertiría en el punto de encuentro. El lunes por la mañana visitamos el mercado, donde las chicas pudieron conocer los diferentes productos típicos de la zona y tenían que realizar una actividad para practicar su español consistente en preguntar a los tenderos y clientes por los precios y los horarios del mercado, así como comprar tomates. Las chicas quedaron pasmadas al ver tantos y tan variados productos, especialmente al ver los cochinillos, ya que en Reino Unido no es costumbre comerse a las crías de los animales. Como hacía mucho frío esa mañana, tuvimos que acortar la actividad y fuimos a tomar un chocolate caliente a un bar de la zona, tras lo cual fuimos a visitar la Universidad y el convento de San Esteban. Al finalizar las visitas, nos fuimos a comer con nuestras familias y les dimos tiempo libre a las chicas hasta las 5 de la tarde.

Por la tarde hubo clase de cocina en el colegio Unamuno; los profesores explicaron a las chicas las bondades de la dieta mediterránea y, con los tomates que habíamos comprado en el mercado, nos dispusimos a prepararnos unas rebanadas de pan tumaca, con ajo, tomate, aceite de oliva y jamón. Cada uno se hizo la suya, ya que la mejor forma de aprender algo es haciéndolo uno mismo. Después de esto nos fuimos a ver a la Tuna Universitaria, de la cual nunca he sido un gran aficionado; pero tras verlos en acción mi perspectiva ha cambiado, ya que fueron muy divertidos y nos hicieron bailar y reír a todos durante un buen rato. 

El martes empezamos el día con más música, ya que hubo clase de flamenco en el colegio Unamuno tras un par de horas de clase de español, acompañado todo ello de un rico chocolate con churros. Por la tarde fuimos de excursión a Ledesma, donde vimos muchas cosas; el Puente Viejo, la muralla, la Puerta de San Nicolás, las casas de los nobles, el verraco, el castillo y la iglesia de Santa María La Mayor, retablos heréticos incluidos, con la presencia de un guía que nos iba explicando la historia del pueblo desde la época romana hasta nuestros días.

Para el día siguiente teníamos planeada una excursión a Segovia y, como se estaba poniendo frío, en cuanto se puso el sol decidimos volvernos a Salamanca. Una de las chicas cogió frío y se puso enferma. Temíamos que se perdiera el día en Segovia. Pero, gracias a los cuidados que le proporcionó la familia, véase una sopa caliente, más mantas en la cama y subir un poco la calefacción, al día siguiente estaba totalmente recuperada y pudo disfrutar de Segovia en el día de Santa Bárbara, donde tuvimos la suerte de poder ver el desfile militar del cuerpo de Artillería. Además, hizo un día magnífico de sol y calor, por lo que pudimos disfrutar de los monumentos de la ciudad, destacando entre todos ellos el acueducto y el Alcázar, así como del ambiente festivo que se respiraba en la ciudad. 

Los días iban pasando deprisa, señal de que lo estábamos pasando bien, pero a la vez nos daba pena que todo acabase tan pronto. El jueves era nuestro último día completo en España y también lo tuvimos repleto de actividades. Las visitas fueron muy educativas. De vuelta en Salamanca, el colegio Unamuno nos había preparado un tour de tapas por los bares del casco antiguo, para lo cual nos dividimos en tres grupos. Fue un bonito final para la mejor excursión que han vivido las chicas, en sus propias palabras.

Yo recuerdo con nostalgia las excursiones que hice en mis años mozos, especialmente el viaje a Italia que hicimos en autobús desde León y que duró once días. Esta es la primera excursión que he vivido estando al cuidado de los alumnos, al principio tenía algo de aprensión por lo que pudiera pasar, pero pronto comprobé que no había razón para preocuparse, gracias al alto grado de organización y coordinación por parte de Doctor Challoner’s High School y de Spanish Courses Unamuno, y eso que era la primera vez que ambas instituciones trabajaban juntas.

Ya hay ganas de repetir el año que viene.